domingo, 14 de abril de 2024

DBSNL // Capítulo 342: Detrás del telón

DBSNL // Capítulo 342: Detrás del telón

“Trascendí mi mortalidad hace mucho tiempo.”



La polvareda se disipa lentamente tras el Galactic Buster de Reitan.


El herajín intenta recuperar el aliento después de canalizar gran parte de su poder en su último ataque.


Pan y Bra, arrodilladas en el suelo, se frotan el cuello tras poder liberarse del agarre de Onisen.


- “Por los pelos…” – suspira Pan.


Turles, estirado en el suelo con los brazos y piernas en cruz, con su cuerpo aún humeante, sonríe disimuladamente al ver que su compañero de patrulla victorioso.


- “Je… jeje…” – ríe el saiyajín.


Okure aprieta los dientes en una mezcla de alegría y frustración, pues aún no comprende del todo la nueva mentalidad de su viejo amigo, pero una parte de ella está contenta de que no se arrugue ante nada.


Mientras tanto, Mirai Trunks y Onisen se miran fijamente. 


- “¿Qué ha sido eso…?” – se pregunta Raichi.


El mestizo sonríe.


- “Puedo verte…” – dice Trunks, con cierto retintín.

- “¿Qué?” – protesta Raichi.

- “Eres solo la sombra de un hombre viejo…” – responde el mestizo.

- “Trascendí mi mortalidad hace mucho tiempo.” – replica el tsufur, esbozando una media sonrisa de puro orgullo.

- “No…” – insiste Trunks, con su ojo gris. – “Nada se escapa a la mirada de un ángel.”


La actitud de Onisen cambia radicalmente y abre su boca exageradamente, que brilla de color verde un instante antes de vomitar un torrente de energía.


Trunks se coloca en guardia, agarrando su espada con ambas manos frente a su pecho, cortando el torrente de energía, que se parte en dos, pasando por cada lado del mestizo.


La voz de Whis retumba en la ment de Trunks.


- “¿Estás seguro de que provocarlo es una buena idea?” – pregunta el ángel.

- “Es demasiado inteligente…” – sonríe Trunks con cierto pesar. – “No puedo ganar si cada uno de sus movimientos está calculado.”


Onisen cesa su ataque. Trunks sigue en pie.


- “Un hombre viejo…” – insiste el mestizo. – “Y asustado.”

- “Tsk…” – protesta Raichi.

- “Tan aterrado por la muerte, que renunció a su vida.” – continúa Trunks.


Onisen aprieta los puños.


- “Hablas mucho…” – dice Raichi. – “… para ser solo el producto residual de uno de mis experimentos.”

- “El mismísimo Dios del Todo cayó ante sus creaciones.” – replica el hijo de Vegeta. – “Y tú no eres un Dios.”


Una gota de sudor recorre la frente de Whis, en la mente de Trunks.


- “No conocía esta faceta tuya, Trunks…” – dice el ángel.

- “Solo intento hablar como mi padre…” – se sonroja el mestizo. – “Jeje…”


Onisen carga directo contra Trunks.


- “Parece que funciona.” – sonríe Whis.


No muy lejos de allí, Granola se levanta tras recibir el ataque de Onisen, que ha hecho estallar el suelo bajo sus pies.


El cereliano busca a su enemigo de nuevo, sin suerte.


- “Si tuviera mi ojo…” – protesta mientras lamenta la ventaja perdida contra Piccolo.


Esta vez, un torrente de ki cae del cielo, pero el intenso brillo lo alerta a tiempo, haciendo que pueda evitarlo saltando hacia un lado.


El ataque de energía verde impacta contra el suelo y levanta una gran polvareda.


Granola busca entre el polvo.


- “Maldita sea…” – lamenta de nuevo.


El brazo alargado de Onisen se aproxima a toda velocidad por la espalda del cereliano, pero éste puede oírlo cortando el aire.


Granola se revuelve y dispara, impactando en la mano del androide, deteniendo su avance.


El segundo brazo de Onisen sale del suelo y agarra a Granola por el cuello, elevándolo hacia el cielo.


- “¡Ghaagh!” – sufre el cereliano, que agarra la muñeca de Onisen para intenta liberarse mientras es empujando hacia el cielo.


El cereliano apunta con ambos dedos índice a la muñeca del androide y dispara, cercenándole la mano y liberándose.


Pero del antebrazo del androide nace una nueva mano que se lanza a por Granola de nuevo.


El cereliano la evita, saltando por encima de ella, dejándola pasar entre sus piernas, y luego se desliza por el brazo de Onisen como si fuera un tobogán.


El androide se torna intangible, haciendo que Granola caiga a través de su brazo. 


Granola se precipita al vacío, pero levanta sus dedos hacia el cielo, usando sus pistolas de ki como propulsor, tal y como vio hacer a la fusión de Bra y Pan, acelerando y lanzándose contra Onisen con los pies por delante.


El androide abre su boca para disparar un poderoso ataque de energía, creyendo que Granola no podrá evadirlo.


La garganta de Onisen se ilumina de color verde.


Pero una media sonrisa se dibuja en el rostro de Granola, que junta sus manos en una única pistola, acelerando repentinamente, alcanzando en un mero instante una velocidad de vértigo.


Antes de que Onisen pueda reaccionar, Granola cae con sus pies por delante en la boca abierta del androide.


La garganta de Onisen se hincha como un globo y estalla, lanzando a Granola por los aires.


No muy lejos de allí, Piccolo y su contrincante, convertidos en gigantes, siguen enzarzados en su combate.


Piccolo dispara un cañonazo de energía con su boca que atraviesa a Onisen sin hacerle ningún daño, estallando en el horizonte e iluminando el planeta oscuro.


El andoride reduce su tamaño, sorprendiendo al namekiano, que lo pierde de vista durante un instante.


Onisen se posa sobre la cabeza de Piccolo y le agarra de las antenas, tirando de ellas hacia atrás como si intentara dirigir al gigantesco namekiano.


Piccolo intenta cazar a Onisen con un aplauso, pero el androide, sin soltar las antenas del namekiano, se lanza por su rostro como si hiciera rapel y usa los apéndices para impulsarse contra la nariz de Piccolo, golpeándole con fuerza con ambos pies.


- “¡¡AAH!!” – protesta el namekiano.


Piccolo reduce su tamaño rápidamente, viendo su desventaja.


Pero Onisen aprovecha para aumentar de nuevo su envergadura e intentar pisar al ahora pequeño Piccolo.


El namekiano intenta sujetar el pie de Onisen, pero es enterrado en el suelo por el androide.


Onisen sonríe, viéndose vencedor.


El androide aparta el pie para comprobar el estado de su contrincante.


Piccolo se encuentra incrustado en el pavimento.


Los brazos del namekiano se encuentras semienterrados… y sin que Onisen se haya dado cuenta, han brotado detrás de él y ascienden sinuosamente hasta alcanzar su cabeza.


Los ojos de Onisen se iluminan, listo para rematar al namekiano con su rayo ocular… pero justo en el instante en que va a disparar, las manos de Piccolo, con una esfera de energía en cada una, tapan los ojos del androide, generando dos grandes explosiones que hacen estallar su cabeza por los aires.


Son Gohan sigue peleando contra su adversario.


El androide vuela hacia su enemigo, pero Gohan lanza un Kamehameha sobre el que cierra las manos como si de las fauces de un dragón se trataran, dividiendo así el Kamehameha en múltiples rayos de ki que caen sobre el androide.


Pero Onisen no parece afectado y sigue avanzando hacia el mestizo, listo para asestarle un puñetazo… pero el Gohan resulta ser solo un espejismo.


Gohan aparece para propinar un puñetazo a Onisen y lanzarlo contra el suelo.


- “Je…” – sonríe el mestizo. – “Es una técnica simple pero muy efectiva…”


En otro lugar del campo de batalla, Okure se acerca a Reitan, que sigue cerca del cráter en el que ha caído su contrincante.


- “¡Reitan!” – exclama ella, preocupada.

- “Tranquila.” – sonríe el herajín, mirándola por encima del hombro y levantando el pulgar. – “No vas a tener que vengarme.”


Okure lo mira con cierta ternura.


En ese instante el brazo alargado de Onisen atraviesa el abdomen del Reitan.


El rostro de Okure cambia por completo, revelando el horror.


- “Ah… ah…” – sufre el herajín.

- “¡REITAN!” – grita Okure.


El brazo de Onisen se retira, dejando al pobre Reitan de pie un instante, agarrándose el abdomen, antes de care de rodillas al suelo y luego estamparse de cara contra el pavimento.


Onisen se levanta en el centro del cráter.


De repente, el androide es envuelto en una esfera de ki morado. Cooler, con su máscara de hueso rota es quien lo retiene.


- “Tsk…” – se esfuerza el demonio del frio.


Pero como si nada, Onisen sale de la burbuja de ki, haciéndose intangible y atravesándola como si nada.


- “¡KURUSHIMERU!” – exclama Dabra.


El fuego del Makai se materializa alrededor de Onisen, pero el androide cruza las llamas con la misma facilidad.


- “¿Es que no hay forma de derrotarlo?” – protesta el demonio.


Okure se agacha al lado de Reitan, cuya vida pende de un hilo.


- “Reitan…” – murmura ella en estado de shock.


Mientras tanto, Trunks sigue trasteando en la frente de Hit, sin saber muy bien lo que está haciendo.


- “Maldita sea…” – refunfuña el hijo de Bulma.

- “¡Date prisa!” – le apresura Goten.

- “¡NO ME AGOBIES!” – protesta Trunks. – “Si al menos estuviera en el laboratorio… ¡Aquí ni siquiera tengo herramientas!”


En ese instante, una débil voz habla con ellos.


- “A lo mejor… yo podría ayudaros…” – dice Ogilvie, que se acerca al grupo cojeando.

- “¡OGILVIE!” – se alegra Goku al verlo.


Mientras tanto, el adversario de Broly camina hacia él con paso firme. El agotado saiyajín, de rodillas, se pone en pie con dificultad, pues hizo estallar todo su poder para liberarse del agarre del enemigo.


- “Ese poder…” – protesta Onisen. – “No es tuyo. ¿Cómo osas usarlo?”


Onisen alarga sus brazos y los lanza contra Broly, pero este los intercepta, agarrando a su contrincante por las muñecas.


- “¡Yo te di ese poder!” – gruñe la voz de Raichi. – “¡Le di a tu padre la leyenda que tanto esperaba!”


Onisen lanza su rayo ocular que impacta en el pecho de Broly, empujándole.


El saiyajín da varios pasos atrás, pero se mantiene en pie a base de fuerza de voluntad.


- “No eres más que un experimento. Un juguete roto.” – insiste Raichi. – “Ni siquiera eres un saiyajín. Solo eres un monstruo.” – dice el tsufur. – “Mi monstruo.” – añade con burla.


Broly, con la cabeza agachada, esboza una media sonrisa.


- “No hay duda…” – murmura el hijo de Páragus. – “Soy un monstruo…”

- “¿Eh?” – frunce el ceño Onisen, extrañado ante la actitud de su contrincante.

- “…pero nunca seré tu monstruo.” – sentencia el saiyajín.


Broly levanta la cabeza y sus ojos brillan de nuevo de color magenta.


- “¡¿Cómo…?!” – se extraña Raichi al verle usar de nuevo ese poder.


Onisen dispara de nuevo su rayo ocular, pero Broly lo detiene con la palma de su mano.


El saiyajín se envuelve en el aura magenta mientras empieza a caminar hacia Onisen. Con cada paso, el suelo se resquebraja bajo sus pies.


La musculatura de Broly aumenta rápidamente, tornándose el gigante al que Goku y Vegeta enfrentaron en Vampa; el Saiyajín Dios.


Onisen aumenta su tamaño, igualando el de Broly, demostrando que no va a dejarse intimidar.


Onisen da un paso al frente, dispuesto a confrontar a su adversario, pero Broly le sorprende cargando contra él y haciéndolo retroceder.


Pero antes de que pueda dar un paso atrás, Broly le agarra del brazo y le golpea de nuevo, propinándole un puñetazo directo en el rostro, que lo hace retroceder de nuevo.


Broly le pisa el pie con todas sus fuerzas, anclando así al enemigo en el suelo, y sin piedad alguna, el saiyajín libera una tormenta de puñetazos contra Onisen.


Onisen sufre la tremenda paliza mientras asiste confuso al poder de Broly.


- “¡¿Por qué…?! ¡¿Por qué no puedo evadirlo…?!” – se pregunta Onisen.


Onisen disminuye su tamaño, recuperando su forma original.


Broly agarra con ambas manos la cabeza de Onisen y choca la suya contra ella, quedando cara a cara.


- “¡¿No es este tu poder?!” – sonríe Broly de forma salvaje.

- “¡AH!” – parece que Raichi acaba de entender lo que sucede.

- “Pues te lo devuelvo.” – sentencia el saiyajín.


Su aura se aviva como una llamarada magenta que engulle a Onisen.


- “¡¡¡GRAAAAAAAAAAAAH!!!” – brama Broly como si fuera un ozaru.


La joya del tobillo del androide se tiñe de color magenta. Su brillo es cada vez más intenso.


El rostro de Onisen se llena de ampollas que pronto se extienden por todo su cuerpo.


- “¡¡GRAAAAAAAAH!!!” – continúa Broly.


La piedra shintai de su tobillo se resquebraja, pero Broly no cesa. 


Desde el tobillo, la fractura se divide se expande por todo el cuerpo de Onisen.


Finalmente, el cuerpo de Onisen estalla en una explosión magenta que engulle a Broly y sacude el planeta, alarmando a todos los presentes.